lunes, 18 de marzo de 2019

Sara, la chica petit que me dejo seco. Parte I

Esto me pasó hace unos meses, me dedico a ayudar a empresas a certificarse en calidad, los famosos isos, por lo que he ido a muchas empresas y conozco mucha gente, cierto día me llegó un proyecto nuevo, había que certificar a una empresa de plásticos en Iso, después de varias entrevistas, cotizaciones y negociaciones se aprobó el proyecto y comenzamos a trabajar. Para ingresar a las instalaciones, había que pasar la caseta de vigilancia, registrarte y recorrer el estacionamiento, donde las camionetas cargaban la mercancía que iban a ir a entregar, posterior a eso, había una puerta negra de metal que daba el acceso a las oficinas, ahí estaba una recepcionista que anunciaba mi llegada a las personas que fueran a atenderme, todo marchaba bien, hasta que un día cambiaron a la amable señora Paty, que siempre me sacaba conversación y me ofrecía café, por Sara, una hermosa chica petit, que me llamó la atención en cuanto la vi.

Sara era una chica petit, medía 1.55, de piel morena, ojos color miel, labios gruesos, un pequeño lunar en el labio superior a la derecha, pelo negro, con las puntas pintadas de rojo, el día que la vi, traía una blusa escotada, una blusa azul recuerdo, que resaltaba su piel morena, unos pechos grandes para su complexión, una cintura bien formada, unas nalgas bastante estéticas, unas piernas bien torneadas, y, a simple vista deliciosas, 23 años, en la flor de la juventud.



Llegué ese día y dije:

-Buenos días. Vengo con el lic. Granados, soy Luis Gonzalez, tengo cita con él
- Buenas tardes, si gusta tomé asiento, enseguida le aviso al lic. que usted está aquí.
- Muchas gracias.

Procedió a hablarle al lic. Granados -que era el gerente del lugar- para anunciarle mi llegada, para mi buena suerte, el lic. Granados estaba en junta con un proveedor, bueno, más que en junta, estaba regañando a un proveedor que le había quedado mal, así que se iba a tardar.

- Que miedo, esta enojado el lic. ¿Verdad? - le dije a la chica para sacar plática, ya me dio miedo.
- Parece que sí, a mí también ya me dio miedo, acabo de entrar, este es mi tercer día, pero mejor voy a renunciar, que miedo que un día me grité así jaja.
- Si, con razón no te había visto por aquí, anteriormente estaba la señora Paty, muy amable por cierto.
- Ammm, si, cuando entré era su último día, me capacitó un poco, pero en realidad no se porque se fué.
- Pues bueno, todo pasa por algo, al menos mira, ya hay algo bonito en la recepción, así hasta dan ganas de venir más seguido.
Hizo una sonrisa y una mueca, como de que no le agradó mi comentario, así que cambié de estrategia.
- Pues también a la señora Paty voy a extrañar, me hubiera gustado despedirme de ella, era muy amable y platicadora y siempre me ofrecía un café en lo que esperaba.
- Perdón, que descuidada, si me dijo eso la señora el día que me capacitó, que le ofreciera café o agua a los visitantes en lo que esperaban, ¿Que se le ofrece, agua o café?
- Un café esta bien.
- Permítame, en seguida se lo tarigo.
- Pero,  ¿tienen cofee mate o leche?
- Amm, no, creo que no
- Ah, entonces agua natural por favor.
- Claro
- Por cierto, y tu ¿como te llamas?
- Me llamo Sara.
- Pues mucho gusto Sara, yo soy Luis Gonzalez
- Mucho gusto, aquí está su agua, - me la dio tras sacarla de un frigobar que había en recepción precisamente con agua para los clientes que llegaran.
Hubo un momento de silencio, yo comencé a revisar mis redes sociales, y ella estaba haciendo unas cartas para los clientes en Word, informando de algunas cuestiones de precios y promociones, pero tenían que ser las cartas personalizadas para cada cliente -eran por lo menos 120-, e igual enviarlas por correo a cada uno de estos clientes, por lo que vi que se le estaba complicando.
- Veo que le estás batallando con algo. ¿Te puedo ayudar?
- Pues no, solo que tengo que hacer esta misma carta para todos los clientes, y pues estoy poniendo los nombres uno a uno, me voy a llevar todo el día jaja.
- No te preocupes, dejame ayudarte, es fácil si usas la correspondencia de Word -después de unos minutos, las 120 cartas estaban listas-.
- Muchas gracias, me acaba de ahorrar como 4 hr de trabajo
- Ahh de nada, para eso estamos, pero no me hables de usted, dime Luis.
- Ammm, esta bien Luis.
- ¿Y qué tal tu primer día?
- Pues hasta ahorita bien, pero ya me dio miedo el licenciado
- Si, nunca lo había visto tan enojado

En eso salió el licenciado Granados, Fernando Granados a recibirme, nos metimos a unas juntas, vimos las cosas de la certificación y fue un día normal.

Pasaron varias semanas, cada vez trataba de hacer citas más seguidas para poder ver a Sara, llegamos a tenernos confianza al grado que ya le mandaba whats app., donde le decía que no se aburriera que mejor se pusiera a trabajar, nos mandabamos selfies y las conversaciones eran muy amigables.

Un día viernes, al llegar a la empresa, vi a Sara más hermosa que nunca, traía una falda roja y una blusa blanca, nunca la había visto con falda, las piernas eran perfectas, también iba maquillada, con maquillaje discreto pero muy bien puesto, el licenciado Granados ya me estaba esperando, así que no pude hablar mucho con Sara ese día, pero no me podía quitar su imagen de la cabeza.

- Perdón, ya no tuve tiempo de saludarte, - le escribí en un whats app. después de retirarme.
- Ntp, vi que tuvieron mucho trabajo, además el licenciado estaba esperándote.
- Por cierto, que hermosa te veías, nunca te había visto con falda.
- Gracias, me pongo muy poco la falda, casi no me gusta, pero pues me dio calor y me la puse, además no se, como que me quería ver diferente.
- Pues si te ves diferente ehh, pero para bien, excelente.
- Gracias, me vas a chivear.
- Jajaja, eso intento chivearte, pero en serio es verdad, te veías muy bien hoy.
- Muchas gracias.
- Pero hoy es viernes, me imagino que vas a salir con alguien en la tarde, ya que salgas de aquí, también por eso te arreglaste
- Así es, pensaba ir con unos compañeros de la escuela a un karaoke más tarde.-
- Ohhh, ¿estudias?
- Si, estudio administración, voy en 3 semestre
- ¿Y a qué hora?, que no trabajas todo el día
- Pues ya en la tarde noche, entro a las 7 y salgo a las 9.
Busque un pretexto para regresar a la oficina, y lo encontré, regresé sin cita buscando nuevamente el licenciado Granados, con el pretexto de darle unos formatos (para las personas que no saben, para una certificación de calidad, es indispensable el llenado de formatos, hasta para saber las veces que lavan los baños).

- Buenas tardes, Sarita, mejor me di otra vuelta para verte y saludarte
- ¿En serio te regresaste a eso?
- Claro, a eso y a darle unos formatos al lic. Granados, ¿le podrías hablar?
- Claro, permíteme.

Le habló al licenciado y salió sorprendido

- ¿Que pasó?, ya te hacía comiendo, viendo el fútbol (había partido de mundial).
- Se me pasó darte estos formatos, es para la gente de almacén
- Me los pudiste mandar por correo, jaja, ya te caché, vienes a ver a mi recepcionista ehh!.
- Como no verla Fer, la verdad ahora si escogiste bien.
- Pues bien, ya estaba por irme a comer, siempre voy a la casa, pero si voy a la casa, mi esposa no me va a dejar ver el fútbol, ¿quieres ir a las tortas ahogadas?, ahí seguro lo pasan.
- Claro, vamos
Ya en las tortas me dijo el licenciado
- Si te regresaste por ver a la recepcionista, no te hagas, esos formatos los pudiste mandar por correo. La verdad si no fuera su jefe, yo si trataría de seducirla.
- Si, la verdad si, a eso me regresé, esque como no verla, esta buenísima. ¿De dónde la sacaste?
- Pues la verdad la señora Paty, era muy eficiente, pero ya estaba grande, así que cuando ella renunció, esperaba que le ofreciera más, pero yo vi la oportunidad de renovar la recepción, así que le di las gracias por el tiempo y le desee suerte en lo que vendría y puse la vacante por internet, vinieron varias muchachas, pero, en realidad no ocupas saber mucho para estar en recepción, además le pago poco, así que estaba buscando a la más buena, llegó ella, no era la más buena, pero aún así está buenísima, pero me comentó que estudia, se le ve actitud y la contraté.
- Si no era la más buena, ya me imagino las demás
- Asi es, nomas imaginate.

Seguimos comiendo y vimos el fútbol, recuerdo el resultado. Colombia 1-1 Inglaterra e Inglaterra ganó en penales, nos retiramos de las tortas ahogadas hasta que se terminaron los penales, después regresamos a la oficina, pero yo ya iba directo sobre Sara, y el lic, se fue a su oficina a seguir con sus cosas.

- Bueno Sara, pues ya comimos, ya me voy, me regresé nomas para saludarte y desearte buena tarde, me sorprende que te des tiempo de estudiar.
- Si, hay que estudiar, si no no progresamos.
- Tienes razón, además quería decirte en persona lo que ya te había dicho por Whats, te ves preciosa hoy, claro, diario, pero hoy especialmente más.
- Muchas gracias.
- Supongo que además de querer verte diferente, saldrás hoy, también por eso te arreglaste.
- Así es, me invitaron unos compañero de la escuela a un karaoke.
- Que bueno que te vas a divertir, pero que mal porque pretendía invitarte a salir a algún lugar.
- ¿En serio me ibas a invitar? ¿O sea que ya no?
- Claro que si tú quieres salir vamos.
- Esque ya hice planes, ni modo de cancelarlos, pero ¡ya sé! - dijo tronando los dedos-, puedes acompañarme.
-¿En serio quieres que te acompañe al karaoke con tus compañeros?
- Si, claro, ¿porque no?.
- Pues no sé es raro, ¿quién dirás que soy?
- Pues un amigo del trabajo. Andale, que no te de pena, son buena onda mis compañeros.
- No eso no lo dudo, pero como que la diferencia de edades, no encajaran.
- Calmate, ni tu eres tan viejo, ni ellos tan jóvenes, ¿entonces qué, vamos?
- Va, vamos, ¿a qué hora te quedaste de ver con ellos?
- A las 8 pm, en el Bebetero.
- Ya se donde está, ¿sales de aquí a las 7 que no?
- A las 6
- Pues qué te parece si paso por ti a las 6 y de aquí nos vamos, es temprano, así que podemos hacer algo antes nosotros.
- Va, entonces a las 6, si quieres espérame afuera, para que no vuelvas a entrar, ahora si se va a ver muy raro.
- Tienes razón, entonces te veo afuera a las 6pm
- 6:10, por cualquier cosa.
- Esta bien, entonces nos vemos en un ratito, ya son casi las 5
- Muy bien, al ratito nos vemos.

Apenas eran aproximadamente las 5 pm, así que me dio tiempo de regresar a casa, me bañé, me rasuré y me puse perfume, aproveché para cambiarme de ropa, aunque no sabía qué ponerme, no quería verme tan viejo, pero tampoco tan jóven, así que decidí ponerme unos levi’s y un saco negro, con una camisa blanca, sin corbata, por lo que la camisa tenía el último botón desabrochado, cuando me terminé de bañar y arreglar, volví a la empresa a esperar a Sara, como le había dicho, la esperé afuera en el carro, eran como 6:15 cuando salió del trabajo, se subió al carro y me saludó de beso.

El lugar al que íbamos a ir, estaba un poco retirado, sin embargo, aún teníamos casi dos horas antes de llegar a la cita, así que fuimos por mientras a una plaza comercial, cerca del lugar donde nos quedamos de ver con sus amigos.

En esa plaza comercial, había un local donde vendían todo tipo de chocolate gourmet, me dijo que le encantaba el chocolate y entramos a la tienda a ver, todo lo que veía se le antojaba, estaba igual que yo, que la veía a ella y se me antojaba, así que aproveché para comprarle cuanta gusguera quiso, le brillaban los ojos como niño al ver una golosina, nos fuimos a la zona de comida en la parte de arriba de la plaza y nos sentamos a conversar un rato, los minutos pasaron y se hizo hora de ir a la cita con sus amigos a este bar-karaoke.

Llegamos aproximadamente a las 8:20, como era lógico, a pesar de llegar un poco tarde, aún no había llegado nadie, fuimos los primeros en llegar y aprovechamos para apartar una mesa para 8 personas, iban a ir originalmente 7, pero pues al invitarme ya íbamos, en teoría a ser 8. Poco a poco comenzaron a llegar, habían faltado a la escuela ese día para poder ir al Bebetero, por eso llegaron a diferente hora todos. Primero llegó Ricardo, un tipo alto y delgado, con pelo largo chino, pero lo traiga amarrado con una dona, moreno, tenía pinta como de bohemio, de esos que tocan la guitarra, aproximadamente 25 años.

- Hola Sarita, ¿como estas? -dijo Ricardo, cosa que no me pareció mucho la confianza-
- Muy bien Ricardo y tú?
- Bien, ya hacía falta una salida ehh, eso de la escuela me tiene bien estresado.
- Te presento a mi amigo. Luis González, un ingeniero de mi trabajo.
- Mucho gusto Ricardo -dije mientras apretaba fuerte su mano-

Comenzaron a platicar cosas que no entendía yo mucho, de la escuela y los maestros, las tareas, etc. El lugar estaba oscuro y había un tipo DJ, que ponía las canciones que la gente quería cantar, mientras nadie quisiera cantar, se usaba el sonido local, con canciones de todo tipo, que pasaban por la banda, reguetón, rock en español y en ingles y la balada romántica, el lugar poco a poco se iba poblando y nos llevaron la lista de canciones que podíamos pedir para cantar, yo estaba entretenido viendo el catálogo, cuando llegaron juntas dos compañeras de ella, Liz e Ilse, la primera era gordita chinita, morenita, un poco bajita, cachetona y con una sonrisa hermosa y se veía muy agradable, Ilse, en cambio era alta, de tez blanca, pelo castaño, llegó con un vestido entallado blanco que dejaban ver su hermosa figura, unas piernas bien torneadas, unos muslos ejercitados y unas nalgas que uff, hicieron que se me olvidara que iba con Sara, unos labios pintados de rojo carmín y una edad aproximada de 26 años.

- Hola Liz, Ilse, ¿como les va?, ya apartamos para 8 personas.
- Ey, ¿que onda morras? -Exclamó Ricardo con mucha confianza
- Que onda, Rica, ¿como estas? - le dijeron mientras lo saludaban de beso y precedían a sentarse.
- Bien estresado le decía a Sara, con tantas tareas, pero estoy bien.
Sara aprovechó para presentarme
- Les presento a Luis Gonzalez, uno de los ingenieros de mi trabajo.
- Mucho gusto, me dijeron sin darme mucha importancia.
Se acercó una mesera a preguntarnos íbamos ya a ordenar.

- ¿Quieren ordenar algo para comenzar?
Yo le pregunté a Sara que iba a querer y decidieron entre todos pedir una cubeta y unos dedos de queso para comenzar, además aún faltaban muchos por llegar.

Poco a poco comenzaron a llegar todos, no recuerdo sus nombres la verdad, yo estaba concentrado en ver a las mujeres de ahí que se veían bastante bien, igual que a las amigas de Sara, la mayoría de muy buen ver.

Fueron pidiendo canción, yo también me ambiente y me subí a cantar varias veces, recuerdo que canté una de rock en español: “La planta” de Caos, también la de “Tu cárcel” con Enanitos Verdes, y puras canciones de ese tipo. Ya eran aproximadamente las 11, ya estaban todos tomados, yo en realidad no había tomado tanto, pues estaba planeando mi ataque cual felino cazando a su presa.

Una de sus amigas estaba cantando una canción de Jessy y Joy: “Corre corazón”, pero en realidad estaba sintiendo la canción, era una chica que cantaba bastante bien, por lo que el lugar empezó a ponerle atención a su voz, aproveche ese tiempo que todos estaban atentos, para poner mi mano sobre la pierna de Sara, pude notar lo duro que estaba su muslo, claramente lo ejercitaba. Cuando acabó de cantar la amiga, todo el lugar aplaudió, y ya había dejado un ambiente romántico melancólico, de esos que se prestan para hacer tantas cosas. Siguió otra chica de otra mesa y ella cantó “Quien como tu”, de Ana Gabriel, otro jóven de otra mesa se fue más a la trova y cantó algo que en realidad no me esperaba “Entre pairos y derivas”. Como vi que el ambiente se estaba poniendo romántico, yo también pedí una canción y espere mi turno, al parecer todo el lugar siguió con la misma línea, aunque de repente algún desentonado rompía el ambiente romántico con alguna canción de banda. Tocó mi turno, pedí nada más y nada menos que “Culpable o no”. La letra de la canción, más que la voz, hizo que Sara me prestara mucha atención, cuando terminó la canción y regresé a la mesa, sin mediar palabra Sara me besó, y me dijo

- Que letra tan triste de esa canción, la verdad nunca la había escuchado, se nota que sientes la canción.
- Es una canción viejísima Sara, yo creo que tiene tu edad, claro, tu eres una niña, pero para la canción, pues ya es vieja, y si, claro que la siento, esa canción la he vivido varias veces -le dije en tono triste y resignado-

Ella ya estaba tomada, por lo que estaba un poco sensible ademas de cariñosa, ya en realidad, ella y todos sus compañeros estaban tomados, yo no había tomado tanto, para poder precisamente aprovechar la situación.

En un momento de la noche, los compañeros de Sara, también terminaron besándose, ninguno era pareja, pero el ambiente romántico que se creó y el alcohol, hizo que se empezaran a besar, Ricardo se estaba besando con Liz, y algunos que no tenían con quien besarse se dedicaron a conversar entre ellos, cantar, beber y comer. Yo me besaba con Sara, eran besos tiernos, con sabor a alcohol, le daba pequeñas mordidas a sus labios, mientras ella buscaba mi lengua con su lengua.

Pasada la medianoche, comenzó a vaciarse el lugar y también a retirarse sus compañeros, hasta que se fueron todos. Sara y yo nos quedamos casi hasta el final, de hecho la mesa en la que estábamos quedó vacía, comenzamos a besarnos, aprovechando que ya estabamos solos en la mesa, subimos la intensidad de los besos, comencé a sentir como sus manos se dirigieron a mi pene, y comenzó a masturbarlo por encima del pantalón, yo puse mis manos en su pecho y comencé a apretarlo también por encima de la ropa.

Pedí la cuenta, tenía que hacerlo, tenía ganas de quitarle la ropa en el ya, casi solo lugar, así que la pedí, como era de esperarse, muchos de los compañero de Sara, dejaron lo de sus cuentas incompletas, otros no dejaron para la propina, y como siempre, el que se queda al final es el que termina poniendo el faltante, pero eso no me importo, pague el faltante de los demás, y la cuenta mía y de Sara, inmediatamente salimos del lugar hacia el carro, salimos abrazados, yo la tomaba de la cintura, estábamos en una zona de bares y antros y para ir al carro caminamos media cuadra, notaba las miradas de las personas que estaban en los otros lugares y que daban a la calle, me veían con cierta envidia por la belleza de mujer que traía abrazada, llegamos al carro, apenas nos subimos y nuevamente Sara comenzó a besarme, a enlazar las lenguas y a masturbarme, era una zona con mucha vigilancia, así que la aparte y encendí el carro. Fuimos a un motel cercano, uno de los mejores de la ciudad, al menos tiene fama de eso, llegamos y como era de esperarse por ser viernes en la madrugada, estaban llenos, a lo que le dije, a la chica del otro lado del interfón:

- Esta bien, dame la que tiene alberca.
- Muy bien, esa si la tenemos disponible. Si la quiere serían $1800.
- Esta bien, quiero esa.
- Es la que esta por todo este corredor, luego a la izquierda y al fondo.
- Excelente. Muchas gracias.

Llegamos al cuarto con la alberca y era una suite, era una habitación de dos pisos, arriba, había dos camas king size, y abajo era la alberca y tenía una barra tipo cantina, la temperatura del agua se podía regular, y la puse a 25°.

Sara estaba muy feliz, nunca había estado en un motel con alberca privada, así que pronto se comenzó a desnudar, se quitó la blusa blanca y la falda roja, la detuve antes de que se quitara toda la ropa, la abracé y comencé a besarla tiernamente, y después comencé a aumentar la intensidad del beso, mis manos desabrocharon su brasiere y después comencé a tocarle y apretarle las nalgas, unas nalgas firmes, para besarnos Sara se paraba de puntitas, era una hermosa chica petit, ella me empezó a quitar la ropa, y pronto quedamos desnudos, yo en boxer y ella en calzón, tocaron el timbre, era para cobrar, busque en mi pantalón mi billetera y pague con tarjeta, pedí un paquete de preservativos y 4 sky blues, nos seguimos besando y yo la terminé de desnudar, estábamos al borde de la alberca, comenzó a quitarme el boxer, se agacho para terminar de quitármelo, mi pene estaba a punto de explotar, cuando me quitó el boxer se liberó, estaba totalmente erecto, así como estaba Sara hincada, se lo llevó a la boca, comenzó a chuparlo, a masturbarlo, lo succionaba, podía escuchar la succión, lo sacaba, lo escupía y lo volvía a meter, me volteaba a ver con esos hermosos ojos color miel, yo la tenía tomada del pelo, ese hermoso pelo negro con puntas rojas, le movía la cabeza al ritmo de su felación, veía su hermoso lunar en el labio, sentí por un momento que iba a terminar, pero no podía permitir que eso pasara tan pronto, así que la levanté, la recargue contra la pared y la comencé a besar nuevamente, mis manos estaban apretando sus pechos, y mi lengua recorría su cuello, en ese momento volvieron a tocar el timbre, venían con las cosas que les pedí y tenía que firmar el voucher de la tarjeta de crédito, firmé recogí las cosas y las puse en la mesa de al lado y solo pude decir “Gracias” con la voz entre cortada. Regresé con Sara, seguí besándola ferozmente, hasta que de pronto la avente a la alberca, ella se sorprendió, pronto emergió de agua riéndose, así que también yo me lancé al agua, en cuanto emergí ella se abalanzó nuevamente a los labios a seguirme besando, enredó sus piernas en mi espalda mientras nos seguíamos besando, nos sentamos en las escaleras de la alberca, de manera que pudiéramos estar sentados, pero con la cabeza fuera del agua, ahí nos seguimos besando, ella masturbaba mi pene debajo del agua, y mis manos hacían lo mismo con sus pechos.

- Ya métemela -me dijo al oído con voz entrecortada-
- ¿Ya la quieres sentir dentro?
- Ya, estoy muy caliente, ya metemela por favor.
- No mi amor, aún no, quiero llenar mis manos de ti, quiero que estes bien caliente, que lo disfrutes al máximo.
- Por favor, ya metemela, no vez que ya no aguanto, necesito sentirte.
- Esta bien, deja ir por los condones.

Salí de la alberca, fui por los condones y por los Sky Blues, los puse en el borde de la alberca y me volví a meter con Sara. Sara cuando vio los condones se apresuro a abir la caja, a sacar un condón y me dijo:

- Levántate para ponertelo- me lavanté en seguida
Ella estaba sentada y yo parado, mi pene le llegaba a sus labios, sacó el condón de su empaque, lo puso en la punta del pene y con la boca comenzó a ponérmelo, cuando me lo puso, me volví a sentar, me siguió besando y masturbando, se puso sobre mi, y de una sola estocada se clavó todo mi pene dentro de ella, dio un grito de placer y comenzó a moverse

- Ahhhhhh, que rico -me decía mientras apretaba mi nuca
- ¿te gusta?
- Mucho, demasiado, ahhhhhh, ahhhhhhh
Podía escuchar el sonido del agua, y sentía como salpicaban gotas por doquier, ella se movía en forma circular, tenía lo ojos cerrados, se mordía los labios, mientras mis manos estaba en sus pechos, que ya salían del agua y estaban a nivel de mi boca, con la manos apretaba sus pechos, luego los lamía, después mis manos fueron a sus nalgas y la ayudaban a seguir con el ritmo.
- Ahhhhhh, que rico, hace mucho que no me cogían así. Ahhhhhhh. Mmmmmmmm
De verdad, lo haces muy bien Luis, excelente, mas, mas, mas, no pares.
Comenzó a enterrarme las uñas en la espalda, me dolió pero no dije nada, era más el palcer que me daba ver lo excitada que estaba que lo que me dolía. Se seguía moviendo, en circulos, y despues de atrás hacia adeltante, después arriba abajo. Noté que se cansó, así que le dije

- ¿Ya te cansaste?
- Sí, un poco, pero se siente muy rico. Ahhhh, mmmmm
- Vamos a la cama.
- Sii, vamos

Se levantó y se salió de la alberca, yo atrás de ella, tomó una toalla y se secó, yo hice lo mismo, nos enredamos en la toalla y subimos a la parte de arriba a una de las camas, encendimos la calefacción y la televisión, aunque solo para escuchar ruido, pues apenas nos acostamos y nos comenzamos a besar, nos quitamos las sábanas y aumentamos la intensidad de los besos, yo me puse encima de ella, ella tenía la espalda en la cama y yo la comencé a penetrar nuevamente, ella puso sus piernas en mi espalda y empezó a gritar de placer, yo comence a penetrar más y más fuerte, de un giró la voltie y ahora ella estaba sobre mí, comenzó a cabalgarme, y yo me incorporé, así estando dentro de ella me senté, la levanté un poco sin dejar de penetrarla y la senté en el borde de la cama, a espalda de ella había un espejo, y ahí comenzamos el ritmo nuevamente, por el espejo yo podía ver su espalda, veía como se movía, veía las puntas rojas de su pelo recorriendo su espalda, también veía su espalda brillosa por el sudor, escuchaba sus quejidos, sus gritos, sentía sus uñas en mi espalda, me puse de pie sin dejar de penetrarla, me voltié y con tiramos en la cama, al caer dio un grito de dolor, pues aunque lo hice despacio al caer sobre la cama mi pene la penetró aún mas, la seguí penetrando a un ritmo cada vez más rápido, sus piernas estaban nuevamente en mi espalda, tenía lo ojos cerrados y con sus manos apretaba las sábanas, mientras la penetraba, mis manos apretaban fuertemente sus pechos, hasta que por fin terminé sentí como mi semen golpeaba la punta del condón, ella me abrazó fuertemente, apretándome hacia ella, mientras daba un último grito de placer, para después respirar agitadamente, saqué mi pene, me quité el condón y lo tiré en la basura, me acosté en la cama me tapé con las cobijas y ella se recostó en mi hombro, yo la abracé, le di un beso en la frente y me di cuenta que estaba temblando

- ¿Porque tiemblas Sarita?
- No se, no puedo evitarlo, me gustó demasiado, pero ya no digas nada, solo abrazame.

Nos quedamos así un tiempo, ella se durmió sobre mi pecho y yo la abrazaba mientras veía la tele, apenas eran la 3 am, esa noche estaba lejos de terminar.

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