Esto me pasó hace unos meses, me dedico a ayudar a empresas a certificarse en calidad, los famosos isos, por lo que he ido a muchas empresas y conozco mucha gente, cierto día me llegó un proyecto nuevo, había que certificar a una empresa de plásticos en Iso, después de varias entrevistas, cotizaciones y negociaciones se aprobó el proyecto y comenzamos a trabajar. Para ingresar a las instalaciones, había que pasar la caseta de vigilancia, registrarte y recorrer el estacionamiento, donde las camionetas cargaban la mercancía que iban a ir a entregar, posterior a eso, había una puerta negra de metal que daba el acceso a las oficinas, ahí estaba una recepcionista que anunciaba mi llegada a las personas que fueran a atenderme, todo marchaba bien, hasta que un día cambiaron a la amable señora Paty, que siempre me sacaba conversación y me ofrecía café, por Sara, una hermosa chica petit, que me llamó la atención en cuanto la vi.
Sara era una chica petit, medía 1.55, de piel morena, ojos color miel, labios gruesos, un pequeño lunar en el labio superior a la derecha, pelo negro, con las puntas pintadas de rojo, el día que la vi, traía una blusa escotada, una blusa azul recuerdo, que resaltaba su piel morena, unos pechos grandes para su complexión, una cintura bien formada, unas nalgas bastante estéticas, unas piernas bien torneadas, y, a simple vista deliciosas, 23 años, en la flor de la juventud.
Sara era una chica petit, medía 1.55, de piel morena, ojos color miel, labios gruesos, un pequeño lunar en el labio superior a la derecha, pelo negro, con las puntas pintadas de rojo, el día que la vi, traía una blusa escotada, una blusa azul recuerdo, que resaltaba su piel morena, unos pechos grandes para su complexión, una cintura bien formada, unas nalgas bastante estéticas, unas piernas bien torneadas, y, a simple vista deliciosas, 23 años, en la flor de la juventud.